COMPORTAMIENTO INNATO Y APRENDIDO

Los perros tienen dos tipos de comportamiento. El innato es el que se transmite a través de la herencia genética, mientras que el adquirido se basa en la experiencia y la educación recibida a lo largo de su vida. El ambiente es determinante en el equilibrio entre los dos tipos de comportamiento.


Comportamiento innato

El comportamiento innato es el que se hereda genéticamente igual que se transmite el color, el
tamaño o la forma. Por eso se puede hablar de cierta tendencia a mostrar un determinado carácter entre los animales que pertenecen a la misma raza. Este tipo de comportamiento no tiene que ver con el ambiente en el que se desarrolla o las condiciones en las que vive y, aunque sean cambiantes, estos factores no lo influyen ni lo alteran. Un ejemplo de comportamiento innato es la defensa de las crías que hace la madre. Aunque tengan confianza plena en su propietario, algunas perras pueden enseñar los dientes y gruñir si alguien intenta acercarse o manipular a sus cachorros.
La defensa del territorio o la búsqueda de alimento son otros comportamientos innatos.



Comportamiento adquirido

Se denomina así al comportamiento que se aprende a lo largo de la vida. En este caso, el ambiente, la
educación y las experiencias son determinantes, y puede ser cambiado a través de un aprendizaje adecuado.

Al depender de las experiencias individuales, cada perro acaba desarrollando su propio comportamiento adquirido. Ejemplos de este tipo de comportamiento son el hecho de aprender a evacuar en determinados momentos -durante un paseo- o en un lugar concreto -en el jardín y no en el salón-, o aprender a sentarse, tumbarse o quedarse quieto al escuchar la señal del propietario.

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